El impacto tecnológico ha traído consigo implicaciones
profundas y de diversa índole sobre la estructura competitiva, influyendo
considerablemente en la mejora de la productividad, eficacia y eficiencia en
sus procesos comparados con la actividad manual de los mismos.
Este cambio ha permitido aprovecharse aún más de
la red comercial para ofertar sus productos en lugares que antes no tenían
cabida sin la tecnología, como puede ser el caso de grandes superficies,
internet, móviles, marketplaces,…
resultando en una reducción de costes unitarios como resultado del uso de
sistemas automatizados.
La desaparición de límites geográficos ha
conseguido trasladar la misma naturaleza del sector del sistema tradicional
hasta la distribución de la información relacionada con los servicios
aseguradores, difuminando los límites temporales en la canalización
hacia sus clientes, así como el permitir satisfacer la demanda de determinados
nichos de clientes.
La tecnología, pone a nuestra disposición canales
alternativos derivados de la misma, abriéndonos nuevas oportunidades dentro de
estos diversos medios, como a modo de ejemplo, son las redes sociales o las
aplicaciones para dispositivos móviles o tabletas.
La adopción de las nuevas tecnologías de la
información en el sector asegurador ha sido tradicionalmente media, aunque hay
antecedentes importantes que han acontecido en estos últimos años, como ha sido
la contratación online, multitarificadores, la declaración de siniestros
vía online, información privada del cliente, localización de
talleres, considerable mejora de relación entre aseguradora y sus
canales de distribución, etc. que ha hecho que el sector se haya
modernizado en un breve periodo de tiempo, y la predisposición de éste, al
cambio generado por la llegada de la web 2.0.
Esto ha derivado en que cada día tengamos más
canales a impactar, y con la característica que estos son bidireccionales,
dando lugar a que el rol de marketing ocupe cada vez más frentes, dando
lugar a webs más cuidadas que antaño y más presencia en medios sociales, así
como gestionar el máximo de información de una manera eficaz y ágil, para
resultar competitivos en el mercado actual.
Estando la socialización tan a la orden del día, y
toda la información que ésta aporta, de ahí la aparición de un nuevo paradigma
denominado Social CRM (conocer mejor al cliente mediante la medición
social e interactuación directa) y Crowdsourcing (inteligencia colectiva
en co-creación de productos y/o servicios), ha permitido conocer mejor al
cliente, y sus preferencias.
Ahora los clientes tienen un mayor conocimiento de
las características de los productos y servicios a través de internet, y por
tanto, se ha de facilitar una relación más dinámica e interactiva para
poder personalizar el servicio, y realizarlo en el menor tiempo posible.
La era de la web
2.0
ya no es una tendencia sino una necesidad obligada, y ya nos encontramos en el camino
de la 3.0.
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